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lunes, 13 de junio de 2011

Hagámonos Respetar ¿Ya?


Ayer como nunca, la UC tenía una oportunidad de ser campeón frente a nuestro principal rival, ya que como agregado estaba la oportunidad cierta de un bicampeonato después de haber dejado a Colo Colo en el camino. Era un campeonato soñado, de esos que marcan, dejan huella y agrandan a las instituciones. Sin embargo, ocurrió lo que todos ya sabemos, en esta partido de 180 minutos íbamos ganando 2 -0 y finalmente perdimos 4 – 3, y el título se lo llevó la U. Ahora ellos suman 14 títulos, nosotros 10 y alcanzamos a Colo Colo con 17 segundos lugares. Conseguimos una excelente recaudación y por ahora quedamos fuera de la libertadores del 2012.

Lo anterior son los hechos y datos duros que quedan después de terminado el partido. Pero sobre lo que quiero profundizar, no es sobre frías estadísticas sino sobre la experiencia que viví en los últimos días como hincha del equipo de la franja.

Cuando ayer iba camino al Nacional, sabía que me encontraría con un estadio en el que el público más o menos se repartiría equitativamente o en el mejor de los casos un 60% para la UC y un 40% para la U. También sabía que no sólo somos nómades que jugamos en el estadio que nos digan y donde le convenga a las barras bravas de los archirrivales, sino que además dentro del Nacional nos debemos ubicar en la tribuna norte contra la U y en la sur contra Colo Colo. Que nuestros jugadores tienen que ir al camarín del lado sur y norte de acuerdo a la misma regla que imponen los rivales, los violentos y la “autoridad”. Sabía que me encontraría en Tribuna Marquesina con hinchas de la U por todos lados y que de hecho era probable que alguna discusión tuviera con alguno de ellos, que en general son tan simpáticos. (A los lectores les informo que el jueves en la ida estuve en Galería Norte gritando por la UC como lo hago siempre)

Desde que supe del acuerdo de la UC con la U para jugar en el estadio “de la U” ambas finales y que por razones de seguridad (las mismas por las que no jugamos en San Carlos) se llegaba a un acuerdo de entregar 15 mil entradas a la U, es decir no ser locales ni siquiera en el nacional, sabía por experiencia de más de 4 décadas que energía iba a acompañarnos ante un sólo gol de la U en los primeros minutos. Esa sensación la viví en gloria y majestad entre 1969 y 1984 sin excepción en todos los partidos de ese largo período.

Además, llegaba al estadio después de haberme dedicado a objetar arbitraje en las redes sociales y twitter para ser preciso, en particular después del descarado arbitraje de Puga contra La Calera y que como es la norma la prensa no objeta ni analiza lo que puede favorecer a la UC (me recuerda la historia del Inter en Italia), y de la reiteración del mismo descarado Claudio Puga en el partido de ida por la final. De paso, me pregunto ¿cómo es posible que Puga nos arbitre dos partidos seguidos y considerando que en el primero ya nos había sacado la cresta? Y ¿cómo es posible que la prensa se haga la desentendida con las tarjetas no mostradas por Puga a los jugadores de la U el jueves pasado?. En todo caso, Don Claudio Puga, será un fresco y asaltante pero no es pelotudo, supo sacarle tarjetas a todos los jugadores de la U a quienes no les implicaba perderse la segunda final, y a ninguno le sacó doble amarilla ni roja directa, a pesar de merecerlo. A Felipe Gutiérrez le dieron 4 patadas descalificadoras que si se aplica reglamento se traducía en a lo menos un expulsado y dos suspendidos por acumulación de tarjetas amarillas. Los árbitros han aprendido a manipular (administrar dice el ex árbitro Selman) los cobros de forma de que la TV no los delate.

Por lo tanto, lo anuncié antes del jueves y lo experimenté en el partido de ida (en el que ganamos, así es que no estaba llorando!) me temía que los árbitros tienen sus preferencias (no se por que motivo o con cual estímulo) y que seríamos víctimas de estas una vez más. Del arbitraje de Osses no comentaré nada, por que como perdimos dirán que es llanto… y señores yo no lloro por esos vestidos de negro, simplemente los acuso y no tengo más pruebas que lo que hacen en la cancha y que la prensa mágicamente ignora.

Por último, sabía que el haber jugado en el nacional, y ni siquiera haber puesto nuestras condiciones, es decir, haber ocupado el lado Sur y sólo otorgar 5 mil entradas para la U era el principio del fin. El mensaje tácito para la hinchada, para los jugadores, para la prensa, para los árbitros era que somos un equipo chico. Así jugó el equipo de Pizzi (a quien admiro), así se comportaron en la cancha los jugadores en el partido definitivo, así nos trató el árbitro y así nos trata la prensa.

Me parece que si queremos una UC grande a los ojos de toda la industria del fútbol y que se nos respete, debemos partir por respetarnos nosotros. Para eso jugar de local cuando eres local está en el ABC del fútbol y del deporte competitivo de equipos en general en el mundo entero.

Si todavía algunos tienen dudas, contesten la siguiente pregunta: ¿Dónde creen que quería jugar la U el último partido del campeonato apertura 2011?

miércoles, 25 de mayo de 2011

Fútbol Profesional Chileno, una Industria en Deuda


Un nuevo campeonato de fútbol profesional de Chile esta por concluir y con ello nos enfrentamos a las instancias de definiciones. Es en estos momentos cuando más se realzan las pasiones, pero es también cuando más lamentamos la falta de categoría del campeonato, sus vacíos, vicios y desarrollo frustrado. Al respecto, quiero compartir algunas reflexiones.

Para comenzar, parece sintomático que sigamos celebrando el tercer lugar del 62 y la copa Libertadores de Colo Colo 1991. Ambos hitos muy importantes en su momento. De hecho yo estuve en el Estadio Monumental y celebré ese notable logro de Colo Colo y de lo que antes se entendía como el éxito del futbol chileno. Sin embargo, dichos resultados ya son muy una vieja historia, y muy poco para tantos años y energía dedicados a esta actividad. Más aún, cuando en las últimas dos décadas muchas de nuestras industrias han encontrado un camino de desarrollo y de éxito competitivo a nivel mundial y Chile logra destacarse en la región. El fútbol, salvo la selección de Marcelo Bielsa, desde 1998 sólo registra pobres resultados y frustraciones, incluyendo hasta últimos lugares en el concierto sudamericano a nivel de selecciones. Países como Ecuador y Venezuela han avanzado mucho en la última década y nosotros hemos retrocedido.

Este fútbol profesional, tiene algunos rasgos de profesional y mucho de “maestro chasquillas”. Una de las mejores demostraciones es que equipos sin estadio jueguen de local en los dos partidos de definición en etapa de play off, que los árbitros siguen siendo trabajadores part time y no 100% profesionales de la actividad, así como disponer de una asociación como la ANFP que no cuenta con directores profesionales ni mucho menos de un plan estratégico que proyecte la actividad con posibilidades de éxito. Esta asociación de clubes, pareciera manejarse sin mas norte que estar llegar a dirigirla para luego administrarla año a año sin planes ni ideas de como transformar nuestro alicaído fútbol. Como les vendría de bien una pasadita por la Champions League, la Bundesliga, la NBA o la NFLA.

Por otra parte, como no darle el sitial que se merece a quizá el peor de los males y vicios de nuestro querido fútbol; me refiero por cierto a "Doña Violencia en los Estadios". Desde hace décadas y sin contrapeso ella es la reina del espectáculo, se desarrolla sin contrapeso y derrota a todos los clubes, y su mayor gracia le gana por goleada a los más grandes. Recuerdo que fue en la despedida de Carlos Cazsely en 1985 en la que el público comenzó a cantar “y va a caer…y va a caer…” en referencia al régimen militar y precisamente comenzaron a caer gran cantidad de proyectiles al campo de juego, lo que ocasionó que esta fiesta de despedida de un gran futbolista de Colo Colo junto a su hinchada, terminara en forma anticipada y con un bochornoso espectáculo. Esta fue una de las primeras o quizá la primera aparición de la violencia desatada en los estadios chilenos. Esta violencia vino para quedarse y se ha apoderado del fútbol. Hoy asisten menos personas que hace 40 años a todos los partidos, por cierto incluyendo los clásicos; las familias y niños han debido quedarse en la casa, ya que las denominadas barras bravas, en particular la Garra Blanca y Los de Abajo, han condicionado donde se juega, donde no se juega, quien hace de local y quien no, han alejado a miles de los estadios y han convertidos los viejos estadios de nuestro país en graderías enrejadas que más bien parecen cárceles y no precisamente Punta Peuco. Basta mirar el sector de hinchas visitas del estadio Monumental de Colo Colo, para advertir en toda su magnitud esta realidad.

Como consecuencia de lo anterior las asistencias a los partidos del campeonato nacional en promedio no superan los 5.000 espectadores, y en muchos casos sólo asisten mil a dos mil personas. Este promedio de casi cinco mil personas cae drásticamente si excluimos a Colo Colo, la U y a la UC. La violencia junto a una cantidad de clubes sin respaldo económico ni de arraigo comunitario, nos llevan a que el fútbol chileno presente espectáculos en general aburridos, pobres, sin competencia efectiva y sin pasión en las tribunas.

Además la excesiva concentración de hinchas, recursos, apoyo de los medios de prensa a Colo Colo y la U, hacen que estos dos equipos tengan toda la atención, que gran parte de los ingresos que se manejan por aportes publicitarios sean para ellos y refuerzan el que los pocos niños que se acercan a un estadio sigan eligiendo ser de Colo Colo y la U, aunque hayan nacido en Concepción o Antofagasta. Así la proyección para nuestra competencia es peor aún que lo que ya tenemos a la vista.

Otro aspecto esencial, lo constituyen los escenarios donde se desarrolla esta actividad, que de acuerdo al diccionario de la Real Academia de la lengua española se denominan “estadios”, en Chile salvo honrosas excepciones son más bien “establos” que no ofrecen ningún atractivo, comodidad ni seguridad a los hinchas. Además, son recintos construidos en base a tablones o en unos pocos casos de concreto, ya muy deteriorado, con la cancha alejada de los espectadores por seudo pistas atléticas que en realidad son un óvalo de tierra que aleja el espectáculo futbolístico de los asistentes. Hablar de zonas de servicio, baños y esparcimiento sería perder el tiempo.

Otro estamento que a mi juicio anda perdido y exhibiendo un nocivo sesgo para la actividad, es el periodismo deportivo. Quizá el mejor ejemplo lo observamos cuando los periodistas celebran que Colo Colo o la U (incluso le ocurre a la UC) van a regiones y la asistencia es mayoritariamente de los clubes grandes. Comentan: “El estadio de Collao está hermoso… se ve lleno de banderas albas…” No se dan cuenta que eso mata la fútbol. O pretenden que tengamos el Colo Colo de Santiago, el Colo Colo de Viña y el de Antofagasta, y así hasta cubrir todo el país. El fútbol requiere competencia y sólo con Colo Colo no alcanza. Todos los estamentos deben apoyar una mejor y mayores grados de competencia.

La otra cara de la moneda la constituye el canal del fútbol. Este fue un gran acierto, que posiblemente ha salvado al fútbol de una quiebra total. Fue una gran idea de Jorge Claro, quien arriesgó mucho de su patrimonio para apostar por una idea que ha salvado al fútbol de la desaparición. Sin embargo es lamentable que este mismo canal salvador tenga una línea editorial sesgada en las transmisiones de los partidos que no contribuye a desarrollar la industria del fútbol, sino que apoya en forma desequilibrada al equipo de mayor rating. Esto debe cambiar si se quiere desarrollar la actividad en serio. La ANFP hizo bien al no comprar el 20% de Jorge Claro, pero debe hacer algo por conseguir que el CDF no sea el canal de Colo Colo.

Finalmente, la ANFP es la entidad administradora y reguladora del fútbol chileno. Desgraciadamente, en general sus máximos directores han sido personas que han pasado por el cargo sin un plan para transformar la industria. Ni siquiera Harold Mayne-Nichols, de quien por su trayectoria y experiencia FIFA y por no provenir de un club específicamente, pudo haber hecho la diferencia. Desgraciadamente no lo hizo. Es precisamente la ANFP, la responsable de que el fútbol esté atrasado, de que el espectáculo no sea tal, de que la violencia campee, y de que sobren equipos en primera división. No se ha hecho un plan de trabajo con los clubes para asegurar que hayan estadios adecuados y tampoco ha tenido el peso que se requiere a favor del fútbol chileno en la CONMEBOL (compleja institución). La ANFP, en general no ha estado a la altura de lo que esta actividad requiere. El fútbol y el espectáculo de hoy no es muy diferente al de la década de los 60’s, a pesar de que pareciera que algo ha cambiado Chile y el mundo en estos 50 años ¿no?