No se cuanto cuesta asegurarnos que todos los chilenos desde el jardín infantil y hasta cuarto medio tengan la posibilidad de acceder al mejor nivel y métodos de enseñanza a nivel mundial. Sin embargo, si es claro que el costo de haber jugado con este tema, es mucho más alto que todo los despilfarros económicos que han ocurrido en los últimos años. El costo económico del pésimo sistema de educación es incalculable, en especial por los costos sociales asociados a este tremendo déficit.
Las consecuencias han sido devastadoras y así se mantendrán por un buen tiempo aunque ahora mismo comenzáramos a hacer un cambio radical. Los efectos de un buen sistema de educación recién se advierten después de 10 a 12 años, por lo que en gran medida ya tenemos jugados hasta el 2020.
El pésimo nivel de educación que se le ha ofrecido a los chilenos ha "arrasado" con las posibilidades de demasiados jóvenes y niños, que se encuentran con una desventaja casi insuperable para desenvolverse en el mundo de hoy. Además, muchos de ellos están en la práctica fuera del sistema que nos rige. ¿Cuántos no terminan el colegio?, ¿cuántos sin trabajo?, ¿cuántos ni siquiera lo buscan?, ¿cuántos como consecuencia ya son delincuentes casi sin posibilidades de rehabilitarse?.
No cabe duda que podremos tener un país desarrollado, justo, que viva en paz, seguro y feliz si y sólo si el sistema de educación se modifica completamente. Se requiere de un salto hacia adelante que nos ponga al nivel de los mejores 3 países del mundo en este tema, cueste lo que cueste.
Hay varias áreas o sectores en los que Chile ha avanzado poniéndose a nivel mundial, algunos ejemplos: nuevas carreteras, industria exportadora (dejando a la del Salmón por un rato aparte), clínicas privadas, niveles de nuestra grastronomía, sólido sistema bancario, competitividad del comercio y de la industria nacional, la selección chilena y la transformación Bielsa, desarrollo de algunas comunas de altos ingresos, entre otros.
El caso de Marcelo Bielsa merece un comentario aparte y permite hacer una buena analogía con la educación en Chile. Hasta hace un par de años, nuestra selección llevaba 26 años desde su participación en el mundial de España 82 (con la sola excepción de la participación en Francia 98), en la que nuestro rendimiento de mediocre pasó a ser de los peores de Sudamérica. Nuestra economía crecía pero nuestro fútbol se achicaba, y no sólo en resultados sino que en asistencia a los estadios, en infraestructura deportiva, y en el comportamiento de los hinchas tanto dentro como fuera de los estadios. La violencia y el caos actualmente campean en nuestros estadios.
En este momento estamos experimentando un avance impresionante en los resultados deportivos, que no se basa en grandes jugadores sino en un trabajo serio en la inversión en un cuerpo técnico (profesores) del más alto nivel, que ha impactado en la actitud de los jugadores, en el comportamiento del publico en los partidos de la selección (se han bajado las rejas en parte del estadio), en como nos miran desde afuera, en la visión que tienen los jugadores jóvenes sobre lo que es llegar a la selección e incluso lo que es ser jugador de fútbol profesional, incluso se han construido estadios nuevos que son un escenario que invita a que se desarrollen mejores conductas de los jugadores y del público. Se está produciendo una transformación que es de esperar que venga para quedarse pero que al menos es un ejemplo que podemos intentar aplicar al tema de la educación.
La pregunta que surge clara y potente entonces es ¿qué hacer para resolver este problema que desde una mirada integradora y de nación afecta a todos por igual, a ricos y pobres, a quienes van a colegios privados o municipales, a los de derecha o izquierda?
¿Qué hacer?, Se requiere de un plan de largo plazo que sea integral, que aborde entre otros factores la transformación de miles de escuelas, cambiar programas y textos de estudio, elevar sensiblemente el nivel de los profesores, comprometer a las familias con el proceso educativo, modificar radicalmente la formación de los profesores, cambiar los sistemas de incentivos y elevar los niveles de ingresos de los profesores, incorporar las mejores prácticas de educación de los países de vanguardia en este tema y por que no, traer cientos de Marcelo Bielsa a Chile a formar profesores y enviar a chilenos a formarse fuera. Esto es difícil además por que hay que financiarlo, pero no tenemos opción. Hay que financiarlo!
Necesitamos una transformación que permita a los chilenos desde aprender a expresarse de forma superior (no sabemos siquiera hablar) lo que se asocia directamente a la capacidad de elaborar niveles de pensamiento superiores y a desarrollarse emocionalmente; hasta aprender a usar las tecnologías de punta y a manejarse con las matemáticas y las ciencias en forma productiva y creativas.
Estoy seguro que no tenemos otra opción, y creo que hasta ahora no se ha hablado en serio de este tema, se politiza, se critica o se ignora pero no se ha articulado una verdadera solución un verdadero plan estratégico que nos asegure un futuro mejor para nuestros niños y jóvenes de hoy y del mañana.
No habrá un país desarrollado, justo, feliz, seguro ni que viva en paz, sin un sistema educacional de vanguardia a nivel mundial. Esta es la principal fuente de las odiosas diferencias y de la violencia que vivimos día a día en Chile.